Para empezar, la mayoría de las ruedas de los coches se centran cuando el volante está recto. Si tienes un volante de tres radios, por ejemplo, uno de los tres debería estar apuntando hacia abajo.
Ahora, a medida que giras el volante, esta “posición” puede volver a ocurrir después de una revolución, pero los volantes normalmente sólo giran alrededor de 1. 75 veces en cada dirección, por lo que esa “posición” sólo se producirá 3 veces (inténtalo en tu coche para estar seguro…).
Así que si giras el volante completamente a la izquierda, y luego vuelves hasta que el radio esté apuntando hacia abajo, y luego una revolución más, tus ruedas deberían estar centradas.
Si por alguna razón tu volante no es así, también puedes intentar girarlo todo a la izquierda, y luego todo a la derecha, y recordar cuántas revoluciones tuviste, y girar la mitad de esa cantidad hacia atrás (por ejemplo, lo giras 3,5 veces de izquierda a derecha, y luego 1,75 veces hacia atrás para centrar las ruedas).
Por cierto, cuando aparques en las colinas puede que quieras girar las ruedas a propósito como una especie de freno de mano. Si giras las ruedas, de modo que si el coche empieza a rodar cuesta abajo (por la razón que sea), las ruedas delanteras chocarán con el bordillo, puedes estar seguro de que no se saldrá rodando, incluso si el freno de mano falla o no funciona.